viernes, 18 de julio de 2008

Siguiente escenario...

Si hay algo sorprendente es la circularidad aparente de los acontecimientos. Circularidad temporal que se ve reflejada en nuestras retinas una y otra vez.

Y de nuevo la fotografía se convierte en nuestra aliada permitiéndonos discriminar la circularidad pura y verdadera que subyace tras las cosas, de la meramente ficticia, creada por nuestro cerebro.


Y una vez más volvemos contínuamente a pisar los mismos escenarios, creyendo ingenuamente que somos los mismos. Los mismos corazones que los habitaron la última vez. Y aunque muy dentro de nosotros algo nos dice que ya no somos ni seremos los mismos, el engaño de nuestros sentidos nos mantiene en una cómoda tranquilidad y calma aparente. Si el mundo no cambia; si el mundo no envejece, yo tampoco he de hacerlo. Seguimos el mismo ritmo, mis escenarios y yo.....

Y qué gran engaño! Nunca somos los mismos. Siempre más viejos y cansados. Cada vez que nuestros pies pisen la misma y ajada tierra algo habrá muerto irremediablemente dentro de nosotros. Como una hoja que tapiza el húmedo suelo y que nunca retornará a nuestro tronco. Cómo podemos cínicamente entonces decir que somos los mismos? No. Ya Nunca lo somos...

Y sin embargo, todo sigue, girando a nuestro alrededor sin que nuestra pequeñez nos permita ser conscientes de nada. No hay vértigo. Sólo engaño....


Pero sin embargo la vida continúa. Supongo que ese es precisamente el misterio. Esa fuerza que empuja a la circularidad sin que aparentemente nada tenga sentido. Eso que hace mantener las ilusiones vivas dentro de nosotros, como un tesoro que conseguimos mantener a salvo de todo lo demás, una y otra vez.

Y supongo que es esa fuerza la que nos empuja a volver. A volver y a hacerlo de una manera circular. Con el empeño de ser mejores; de perfeccionar ese mundo poblado de bellos escenarios que retratar, en este caso.

Y circularmente espero que cada año me esperen mis girasoles en una tierra que ya tanto amo. Donde encuentro paz. Paz y Tierra, con mayúsculas.


Espero que soñéis con estos girasoles. Yo ya lo hago. Pues queda poco para retornar a este lugar...por fin!



Y respecto a los detalles técnicos de la foto ( y haciendo caso a las sugerencias de algunos de vosotros que me habéis pedido que incluya truquitos y detalles de cómo han sido hechas las fotos), pues decir que en realidad es una fotografía nocturna, que prácticamente no se veía nada, y que tuve que esperar unos días hasta encontrar un anochecer sin viento, cosa bastante difícil en la zona. Pero al final, creo que mereció la pena.... La velocidad de exposición, no recuerdo exactamente, pero creo que rondaba los 50 ó 60 segundos. Usé un filtro gris neutro para permitir ralentizar aún más la velocidad de exposición y que las nubes quedaran en movimiento.


3 comentarios:

María Llorens dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tyrell dijo...

Está claro que nunca somos los mismos! Lo que realmente me encanta de ésta foto es la espectación de los girasoles, dándole la espalda al ocaso y esperando el nuevo día como algo decaídos, no? Aún alguno levanta el cuello tratando de captar un último rayo de sol.

Aunque bien podría ser todo lo contrario y estar delante de un apoteósico amanecer.

Siempre hay varias formas para ver y entender las cosas. Por lo tanto, hay tantas cosas como puntos de vista!

Abrazos y sigue colgando esas reflexiones tan interesantes y esas pedazo de fotografías!

Anónimo dijo...

En hilo con el comentario anterior, es cierto....hay tantas cosas como puntos de vista, por lo tanto, "Sólo hay una verdad absoluta: que la verdad es relativa." (A. Garcia Bueno)